Desafortunadamente,los alumnos que somos de la opción de Letras tuvimos un examen de matemáticas el mismo día del debate, y en la hora de Educación Física tanto los de Ciencias como los de Letras representamos un baile combinado con figuras de acrosport que era parte de la nota de la evaluación, por lo que tuvimos que dejar la preparación del debate para última hora. Eso sí, de tres a cinco de la tarde aprovechamos al máximo cada segundo.
Tuvimos la suerte de poder disponer de nuestro salón de actos para ensayar durante toda la tarde. Mientras que una de las cuatro participantes en el primer debate representaba su parte en la tarima, las demás se repartieron por diferentes puntos de la sala y se escuchaba cómo recitaban en voz baja todo lo que habían memorizado mientras andaban de un sitio a otro debido a los nervios. Los que no íbamos a participar en este debate nos sentamos y les escuchamos como público.
A las cinco de la tarde, una vez nuestros profesores hubieron terminado las clases, nos dirigimos al colegio Edelweiss. Una vez allí nos dirigieron a la sala en la que se iba a llevar a cabo el debate y a los pocos minutos comenzó. En el sorteo, se nos adjudicó la posición a favor de la prohibición de los dispositivos móviles en las aulas. Para algunas, esa postura era más fácil de defender, y para otras, mucho más complicada. En los minutos que tuvieron para conversar, se apresuraron en apartar todos los argumentos en contra que habían preparado y convencerse a ellas mismas de que aquello que tenían que defender era la mejor opción.
A pesar de que los nervios de nuestro equipo eran evidentes, todo salió mucho mejor de lo que habíamos esperado. Si bien cometieron algunos fallos, insignificantes y totalmente comprensibles al ser la primera vez que participaban, el debate estuvo muy igualado y, una vez hubo terminado, era evidente que todo el público tenía la incertidumbre de quién iba a ganar.
Cuando el juez volvió de deliberar y anunció que el grupo de debate de Edelweiss era el ganador, una pequeña parte de mi se sintió un poco decepcionada, como es comprensible, pero preferí centrarme en todos los aspectos positivos. Y es que, aunque Neus, Ana, Paula y María hubieran perdido, habían debatido con una impresionante soltura que nos había asombrado a todos. Sí, teníamos algunas cosas que mejorar, como bien nos informó el juez, entre ellos centrarnos demasiado en los móviles y no en los demás dispositivos, pero en general, no podíamos estar más orgullosos de ellas.
Tuvimos la suerte de poder disponer de nuestro salón de actos para ensayar durante toda la tarde. Mientras que una de las cuatro participantes en el primer debate representaba su parte en la tarima, las demás se repartieron por diferentes puntos de la sala y se escuchaba cómo recitaban en voz baja todo lo que habían memorizado mientras andaban de un sitio a otro debido a los nervios. Los que no íbamos a participar en este debate nos sentamos y les escuchamos como público.
A las cinco de la tarde, una vez nuestros profesores hubieron terminado las clases, nos dirigimos al colegio Edelweiss. Una vez allí nos dirigieron a la sala en la que se iba a llevar a cabo el debate y a los pocos minutos comenzó. En el sorteo, se nos adjudicó la posición a favor de la prohibición de los dispositivos móviles en las aulas. Para algunas, esa postura era más fácil de defender, y para otras, mucho más complicada. En los minutos que tuvieron para conversar, se apresuraron en apartar todos los argumentos en contra que habían preparado y convencerse a ellas mismas de que aquello que tenían que defender era la mejor opción.
A pesar de que los nervios de nuestro equipo eran evidentes, todo salió mucho mejor de lo que habíamos esperado. Si bien cometieron algunos fallos, insignificantes y totalmente comprensibles al ser la primera vez que participaban, el debate estuvo muy igualado y, una vez hubo terminado, era evidente que todo el público tenía la incertidumbre de quién iba a ganar.
Cuando el juez volvió de deliberar y anunció que el grupo de debate de Edelweiss era el ganador, una pequeña parte de mi se sintió un poco decepcionada, como es comprensible, pero preferí centrarme en todos los aspectos positivos. Y es que, aunque Neus, Ana, Paula y María hubieran perdido, habían debatido con una impresionante soltura que nos había asombrado a todos. Sí, teníamos algunas cosas que mejorar, como bien nos informó el juez, entre ellos centrarnos demasiado en los móviles y no en los demás dispositivos, pero en general, no podíamos estar más orgullosos de ellas.
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