REFLEXIONES



En la clase posterior al debate del lunes, todo el equipo se reunió para intercambiar opiniones e impresiones personales.

Todas coincidieron en que se sentían bastante desmoralizadas, pues no habíamos ganado ninguno de los tres debates en los que habíamos participado. Incluso surgieron ideas de no debatir en la semifinal, pero los profesores se encargaron de transmitirles que, aunque no ganásemos, esta experiencia nos había enriquecido enormemente y que nuestro objetivo debía ser competir contra nosotras mismas y mejorar personalmente, no ganar ningún premio.

También compartieron conmigo el sentimiento de gratitud hacia los alumnos del Domus por su simpatía, y la valoración general fue que, a excepción del caso de Gala, en el que estuvimos de acuerdo en que había sido un error provocado por el miedo escénico, en general todas habían mejorado de una forma impresionante.

Durante esta hora de oratoria no practicamos como tal, pero estuvimos hablando del debate y la conversación también se desvió en varias ocasiones a otros temas. Observándolo un poco desde fuera, vi que en estos meses se habían convertido en un grupo muy unido, a pesar de que jamás habían intercambiado una palabra fuera del instituto. Además, la relación con los profesores es de total confianza llegados a este punto. Nos hemos convertido en un verdadero equipo, y eso, para mí, es la mejor de las victorias.


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